La durabilidad de las ventanas PVC
El policloruro de Vinilo o PVC es el tercer plástico más utilizado en el mundo y el 67% de sus innumerables aplicaciones en distintos y variados campos corresponden a PVC rígido, uPVC, como el empleado para ventanas, que se caracteriza por su larga vida útil, inocuidad y seguridad.
Otro dato importante es que el 64% de las aplicaciones de PVC tienen una vida útil de entre 15 y 100 años.
Alta inercia química
Que un material sea químicamente inerte significa que éste no se ve alterado por la acción de agentes externos como por ejemplo la polución ambiental, la radiación solar, la salinidad, la humedad, el frío, el calor u otros agentes corrosivos.
La estructura molecular de la resina de PVC es muy estable. Además, tiene una gran facilidad para incorporar aditivos que potencian sus prestaciones según cada aplicación particular, y que quedan fuertemente ligados a la molécula reforzando su natural inercia química. Estas dos características hacen que se dé origen a productos de vida extra larga, que pueden llegar a los 100 años. A este tipo de aplicaciones se destina el 64% del total de PVC consumido en el mundo.
Duración extra larga: 64%.
Su vida útil oscila entre 15 y 100 años.
• Tubos
• Ventanas
• Puertas
• Muebles
• etc.
Larga duración: 24%.
Su vida útil oscila entre 2 y 15 años.
• Electrodomésticos
• Automóvil
• Tapicerías
• Mangueras
• Juguetes
• etc.
Corta duración: 12%.
Su vida útil oscila entre 0 y 2 años.
• Botellas
• Tarrinas
• Filmes para embalaje
• Blisters
• etc.
Según la Asociación de ventanas de PVC ASOVEN, la durabilidad de una ventana de PVC oscila entre 30 y 50 años.
El PVC en nuestra vida
El PVC se fabrica mediante la polimerización del cloruro de vinilo monómero (VCM), que, a su vez, es obtenido de la sal común (57%) y del petróleo (43%), por lo que es la resina sintética con menor dependencia del petróleo. Fue patentado como fibra sintética hace ya más de 80 años y en 1931 se inició su comercialización.
El consumo mundial, en la actualidad, se sitúa en torno a los 43,2 millones de toneladas anuales, lo que le convierte en uno de los plásticos con mayor demanda en el mundo.
Más allá de la superficie
La inercia química del PVC hace que la mecanización de los perfiles no requiera de otros tratamientos para proteger el material, como sucede en el caso de la madera, o simplemente se deje expuesto a la agresión medioambiental como normalmente ocurre en la ventana de aluminio.
Cada vez que se corta, fresa, perfora o retesta un perfil de PVC, el material que queda expuesto es idéntico al que está en la superficie y dispuesto a soportar como el primer día la acción corrosiva de la sal y el agua, la carga térmica inducida por frío o calor, la radiación solar y la polución.
A diferencia de otros materiales utilizados en la fabricación de ventanas, en el caso del PVC no importa que la superficie se golpee, se raye o se dañe por algún medio vandálico, siempre hay PVC que resiste.
Y todo ello con un mínimo y simple mantenimiento que cualquier persona puede ejecutar. Tan sólo basta agua, jabón y un paño suave para que las ventanas de PVC se mantengan estéticamente perfectas aunque en VEKA también contamos con VEKAPRO, una gama de productos de limpieza y mantenimiento para ventanas de PVC.
Vida tras la vida
Pero las ventajas del PVC no terminan cuando la aplicación agota su vida útil. El PVC es un material muy fácil de reciclar, permitiendo ponerlo una vez más en servicio en diversas aplicaciones tan variadas como un simple jersey o suelos vinílicos de alta resistencia.
Realizando ensayos cíclicos de envejecimiento acelerado, reciclado y transformación, se ha determinado que después de 7 ciclos de PVC reciclado comienza a reducir sus características mecánicas, pero lejos de llegar a ser un material inservible.
En el caso de la ventana, si consideramos una vida útil media de 50 años, tiempo marcado por la obsolescencia del edificio y no por la ventana, la reutilización del PVC de esa unidad de cerramiento puede prestar servicio sin merma de prestaciones durante 350 años, lo que tarda en crecer un solo árbol de madera de calidad.
El reciclaje de ventanas de PVC no es algo teórico.
En 1993, VEKA puso en marcha la instalación de reciclaje de ventanas de PVC más grande y moderna de Europa en Behringen/Turingia (Alemania), convirtiéndose así en la primera empresa del sector con instalaciones propias para la recuperación integral y ecológica de la ventana de PVC en su etapa de post consumo. La tecnología de reciclado con la que opera esta planta ha sido completamente desarrollada por VEKA y es un ejemplo de buen hacer, como lo puso de manifiesto la Dirección General XIII de la Comisión Europea (Medioambiente) durante una visita a las instalaciones.
Actualmente, disponemos de dos plantas de reciclaje más, una en Gran Bretaña y otra en Francia, dando muestra de la conciencia ecológica de la compañía.